Hoy me acorde de ti, cuando pedías salir a jugar. Te daban permiso
siempre y cuando no mancharas tu vestido, no prestaras tus juguetes y
no te fueras lejos.
Yo , mientras esperaba trepada en un árbol, sin importarme lo sucia
que estaba pues no usaba vestidos. O bien, estaba dispuesta a prestar
mi triciclo para recorrer largas distancias y recolectar caracoles.
Salí a jugar y descubrí mundos mágicos, hoy camino con cautela ante
un mundo que ha perdido su ingenuidad y pureza ante tanta inseguridad.
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